¿Es sostenible hacer narrativa gráfica en Colombia?
Una conversación con Laura Xue, Óscar Pantoja y Miguel Vallejo. El Camello del Arte
La sostenibilidad de la narrativa gráfica en Colombia puede ser vista desde diferentes perspectivas y nos plantea un sin fin de preguntas:
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- ¿Es viable económicamente?
- ¿Es posible mantener la motivación y el entusiasmo a lo largo del tiempo como ilustrador
- ¿Cómo se puede fomentar la lectura de cómics en una sociedad que no tiene esta práctica totalmente afianzada?

Desde Diáspora Ideas Migrantes, a través de la moderación del historietista Miguel Vallejo (mejor conocido como Gusanillo de Tierra), quisimos profundizar en estas interrogantes y decidimos conversar con los creadores colombianos Laura Xue, licenciada en educación artística e ilustradora, y Óscar Pantoja, escritor de la novela gráfica “Gabo, memorias de una vida mágica” y ganador del Premio Romic al Mejor Cómic Latinoamericano (2015) para acercarnos a algunas respuestas.
En su intervención, Laura sostiene que existe una estrategia de sostenibilidad basada en la colaboración entre pares y una figura de recursividad. El intercambio de servicios puede ser una manera efectiva de avanzar cuando los recursos son limitados. Crear un colectivo o incluso una red donde cada miembro aporte sus fortalezas y habilidades puede ser clave para que la ilustración sea un medio de ingreso sostenible para los creadores.
De manera metafórica, compara estas redes de colaboración a la forma en la que se construye un cómic, que se puede entender como un grupo de viñetas que juntas le dan sentido a una historia. Para ella, el verdadero aprendizaje y valor de cada miembro en un colectivo reside en su capacidad para trabajar juntos y aprovechar al máximo los conocimientos de cada quien. Cada persona en una dinámica grupal o de equipo cuenta con un rol específico para que todo esté en marcha dentro del mundo de la narrativa gráfica, ya sea en el guión, el dibujo, la edición o la distribución.
Óscar, que empezó su carrera en la ilustración hace más de 14 años, se recoge en la reflexión de Laura. No obstante, a pesar de su creencia de que es un campo donde se pueden generar fuentes de trabajo para artistas y creativos, destaca que existe incertidumbre respecto la creación de cómics en Colombia. Afirma que para que un mercado del cómic florezca, es esencial que haya una cadena de personas involucradas y comprometidas: escritores, dibujantes, editores y, crucialmente, lectores.
Esto último es clave, sobre todo teniendo en cuenta que el hábito de la lectura en general en Colombia es bajo, lo que plantea un desafío adicional, al hablarse de que se debe fomentar el consumo cultural en la población de este tipo de arte. Por eso, sin ánimos de cortar las alas, lo que Óscar propone a toda persona que quiera apostar a la narrativa gráfica como trabajo es comenzar con proyectos realistas y progresivos, identificando lo que aún no se ha hecho para tener un mayor rango de oportunidades y formulando ideas alternativas paso a paso, viviendo el presente de todo el proceso.
Actualmente en el país estamos en camino a la consolidación de una industria del cómic, lo que obliga a los creadores a moverse en diferentes frentes y a ser multifacéticos. Uno de los retos es la creación de una comunidad de lectores de narrativa gráfica. Esto implica una lectura diferente a los libros en prosa, pues requiere una mirada atenta a los detalles, que no solo se fije en los diálogos, sino que se detenga en el mensaje que cada viñeta tiene desde la ilustración, su estilo y técnica.
Por lo anterior, fomentar la lectura de cómics en Colombia requiere un enfoque tanto educativo como cultural. Es vital enseñar a las nuevas generaciones a leer y apreciar las imágenes, figuras y colores que componen una narrativa gráfica. Esta habilidad no se aprende únicamente en los libros, sino también a través de la observación del mundo que nos rodea. Por ejemplo, existen referentes en políticas públicas, como en Argentina, donde se realizan clubes de interpretación de imágenes y formación de públicos. Estas iniciativas pueden ser modelos a seguir en Colombia para crear un entorno más propicio para la narrativa gráfica.
La sostenibilidad también es emocional y creativa
Reconociendo los retos y reflexiones que planteaban Laura y Óscar, Miguel Vallejo, historietista soachuno, expandió la pregunta acerca de que significa entonces la sostenibilidad. Pues, la creación de cómics no es solo un reto económico, sino también emocional. En un mundo saturado de estímulos y con la constante presencia de críticas, mantener la motivación puede ser difícil. Sin embargo, conectar directamente con el público y crear contenido de valor es una forma de respetar a los lectores y asegurar que el esfuerzo valga la pena.
Entre las personas del público y la conversación, se llega a la reflexión de que el desarrollo de una novela gráfica no es simplemente juntar dibujos, sino crear contenido significativo. La divulgación y el hecho de conectar con las experiencias personales de cada uno de los lectores juega un papel crucial en este proceso, al igual que la construcción de una comunidad que aprecie y apoye el arte del cómic y la narrativa gráfica. Óscar menciona la importancia de evitar la “trampa de la originalidad”, donde el afán por ser único puede llevar al aislamiento. En cambio, la colaboración y la comunidad son esenciales para un buen desenlace.
La narrativa gráfica ofrece una forma de explorar futuros alternativos y presentes esperanzadores, una necesidad urgente en un mundo que a menudo se ve atrapado en la desesperanza. La creación de cómics es un ejercicio de imaginación que puede ofrecer nuevas perspectivas y soluciones ante los retos de la actualidad.
Es fundamental estar atentos a las tendencias y a la evolución del medio. Los primeros personajes del cómic colombiano, como Mojicón, forman parte de un legado de 100 años que debe ser conocido y valorado. Esta historia ofrece una base sobre la cual construir el futuro de la narrativa gráfica en el país. Por esto, hacer narrativa gráfica en Colombia es un desafío multifacético que implica colaboración, creatividad y formación de lectores. Aunque existen obstáculos económicos y culturales, la creación de una comunidad y la promoción de la lectura de cómics pueden abrir nuevas oportunidades para los creadores colombianos.
Redactado por Daniela Güiza
Editado por Guadalupe Acosta